El
alba rompía en la ciudad de Ámsterdam. Perfectamente descubierto por el señor
Banana que seguía con los ojos bien abiertos. Abandonara la cama con rapidez
deseando asaltar el frigo. Su avispada intuición diera con el rico pan integral
y la enorme bola de Edam. Un queso altamente gustoso después de desayunar buena
parte. Hecho el bocata echaba un vistazo desde el ventanal del balcón. Gente
paseando el perro, el carril bici lleno de ciclistas a toda pastilla,
estudiantes con sus mochilas abarrotando las terrazas. Verdaderamente una calle
agradable para distraer los sentidos y el aburrimiento. En este caso, el
ilógico miedo que lo tuviera en vilo durante toda la noche. Todavía le
provocaba moviéndolo como una ficha hacia el florero de tulipanes.
-Hm…que
bien huelen estas florcillas-soltaba
Justo
alado una revista de propaganda. Mostraba una interesante colección de
diamantes. Le comentaran que el tallado de preciosas piedras era una artesanía
muy apreciada en Ámsterdam. De disponer de suficiente capital, compraría uno
para su bella princesa. Le oyera decir a su madre que los diamantes eran para
siempre. Quitando ese punto de romanticismo. Aconsejado por Arsenia la más
falsa de Villacuernos, afirmaría que los diamantes eran los mejores amigos de
las mujeres. No podría ser de otra forma, al ser amante de grandes fortunas.
-Buenos
días Juanillo ¿estas papando?-preguntaba el niño
-Ostras
niñato, vaya susto me has dado-contestaba
-Hoy
vamos a Efteling pero primero voy a desayunar en condiciones…mucha comida
mñññmmmmm-comunicaba
Abriendo
la puerta de la nevera decía-Toda tuya, sírvete leches-
En
función a lo sugerido, agarraba un cartón de leche, mantequilla de cacahuete,
trozos de queso Gouda y un buen trozo de pizza, explicando-Esto solo es el
comienzo, me gusta la comida holandesa…mmñññññmmmm-
-Y
de paso te vas dar un paseíto, tienes que bajar quilillos porque estás
pareciendo un puerquillo-afirmaba
-Y
tú un botijo, ala chincha rabincha-soltaba
Troceaba
queso sin sal sobre un pequeño plato. Demostrando que era un niño preocupado en
satisfacer las necesidades de su mascota.
-Esto
es para Mirita, la quiero mucho-confesaba
Probablemente
la única tratada a Cuerpo de Rey y casi como un humano viajando países
extranjeros.
-No
la quieras tanto, cualquier día te las da con queso, carajo-contestaba
-El
queso es muy rico, mmmñññmmmmm y tiene mucho calcio que es bueno para los
huesos-decía inocentemente
Innecesaria
una demostración. Los dos hombrecillos sacaban gran partido atacando sin
piedad. Convirtiéndolo en comida de hormigas.
-Estoy
súper lleno, mira la panza-
-Joder
y jodamos, pareces una preñada-opinaba
-Si
compartes el amor con Nancy podéis tener un hijo y yo ser el padrino…quiero ser
el padrino…quiero ser el padrino…quiero ser el padrino-largaba
La
insistencia se hacía insoportable. Merecía la pena intentarlo pero Nancy
estaría en desacuerdo y Banana odiaba la idea de convertirlo en futuro
padrinito.
-No
hay trato niñato-respondía
Los
colores vivos de los tulipanes enternecieran al mocito. Metiendo las manos en
el florero cogía uno de los más lindos con un tallo larguísimo.
-Se
lo puedes regalar a Nancy-sugería
-Mi
princesa ya es una flor-contestaba arrogante
-Eres
un burro, todos los enamorados les gusta que les regalan flores-confesaba
-También
diamantes no te jode-
-Ja…pero
son muy caros… carísimos, tú no los puedes comprar pero don Palomino sí. Porque
es multimillonario-afirmaba antes de desertar la estancia
En
tono suave y pausado contestaba-A cuenta de los ahorros de los Villacorneses,
coñis-
Todo
quedara en una ligera charla sin grandes enfados. Hasta el momento de pisar el
parque de atracciones.
El
hermoso Efteling, situado a 50 kilómetros de Eindhoven, entre las localidades
Kaatsheuvel, Tilburg y Waalwijk. Abriendo con amabilidad sus puertas, muestra
un mundo donde la fantasía tiene amplio volumen, colmado de elfos y hadas. Impresionados agudizaban los cinco sentidos.
El sitio era magnánimo, una superficie de al menos 72 hectáreas. Abierto al público
desde el año 1952 y surgido de una grandiosa idea de dos eclesiásticos, allá
por el año 1932. De ir indocumentado te
perderías, en grupo y concentrados, convertirían su visita en una recreativa
obra de arte.
-Te
va encantar, Ramoncín-explicaba Mariska
Originando
un pequeño susto, Banana decía-Jamones, me niego ir a la casa de la bruja
avería ¿No pisaremos territorio enemigo?-
-Eres
un gallina, vamos ir y también al castillo del Conde Dracula-hacía saber
-Madrecilla
del amor hermoso, lo que hay que aguantar-daba por respuesta
-Bien,
bien…la casa de Caperucita Roja-decía el niño
Siendo
el bosque de las hadas o como dicen los holandeses “sprookjes bos” (bosque de
los cuentos) te puedes topar a los protagonistas de cuentos infantiles.
Original invento del ilustrador Anton Pieck que corona la ilusión de los más
pequeños.
Corría
hacia ella entusiasmado. Justo atrás, Banana a remolque y a varios metros, las
dos mujeres. El niño consolidado pasaría un buen rato, siendo el principio de
un gran proyecto todavía por desnudar. La foresta que rodeaba la casita
embellecía la zona enormemente. Mudando a Banana en inesperado guardés.
-Cuidado
niñato, no pises las florcillas amarillas-decía
-Son
girasoles, borrico-contestaba el crio
-Tiene
naricillas ¿Te crees que no lo sabía?-
Se
ponía guerrero afirmando-No, no lo sabías…solo quieres quedar bien…a la rata
tramposa no la engañas-
-Idiota-insultaba
Juanito
Se
tiraba al cuello de la niña de rubias trenzas y caperuza roja. Regido por un
buen sentimiento y silenciando al hombrecillo. Después de tocar los brazos de
Caperucita, en este contexto de madera, Banana comunicaba-Jamoncillos ni palos
de béisbol, cualquiera se mete con esta-
-Grootmoedertje…grootmoedertje
open de deur-soltaba Caperucita inesperadamente
-Ostras…habla
¿Qué dijo?-preguntaba el hombrecillo arrimando el oído
Como
de costumbre, Mariska aclaraba-Dice… abuelita, abuelita abre la puerta-
Enfrente
de la tierna figura y rechazando la propuesta decía-¿Estás boba? Ni se te
ocurra entrar, sino quieres que te trague el lobo malo-
-Ja…burro
y doblemente burrooooooo, esto es un cuentooooooooooooo-chillaba el niño
Un
odioso eco distanciando al hombrecillo de sus tres amigos. Con las manos dentro
del bolsillo y un sospechoso silbido desertaba el lugar.
-Eeeeeh
Banana, da vueltaaaaa o te arrepentiraaaaaaaaaaaaas- berreaba el mocito
Era
igual, Ramoncín y Mirita eran la reoca. Teniendo en cuenta que siempre lo
dejaban como el tonto de turno. Daba un repaso a la otra zona, completamente
diferente hasta lo ahora visto. Los arboles parecían enmohecidos y una tupida
telaraña abrigaba las enormes plantas. Propicios para una larga noche de
terror. Invadido por la desconfianza, examinaba con mucha cautela. Haciéndose a
la idea, podía tratar de la casa encantada. Sin embargo, ponía en escena al
castillo de los fantasmas (Spookslot) creado por Ton van Ven, en el año 1970. Se
atreviera arrancar una larga rama por si acaso. Casi desbarrara sobre la hierba
mojada. Costara carros y carretas llegar a sitio prohibido. Un grandioso
palacio donde con seguridad los pinchaúvas sacarían enorme provecho. En la
frontera se oía-oooooooooooooooooooooooooooooooooooh-
Una
voz profunda que tal vez servía de ratonera. Arrasara con el pelo liso,
espigándolo en un pispas. Hasta los testículos aparentaran cambiar de
sitio.
-Ay
Madrecilla, por Dios, Por Dios, mil veces el niñato antes que todo esto-se
lamentaba
La
rama cogida en el camino y bien sujeta a las manos, hacía igual que su
propietario examinando el norte, sur, este y oeste. Sería interesante poner
sobre una balanza sus miedos y el valor.
-Que
sepas que traigo conmigo una buena rastrilla de ajos ¿Meeeeee oyeeeeeeeeees?-soltaba
lleno de valentía
La
hechicera no tenía trato en el escabroso negocio, si bien, el fiel recadero del
temible Conde Dracula. Haciendo una sistemática reverencia invitaba a entrar.
Costara los vuelos a la chulería e inútiles avisos que se perdían en lo más
profundo del bosque.
Despavorido
volvía avisar-Si buscas guerrilla, aquí tengo un palo, hermoso y
durillo…leches-
-Uuuuuuuuuuuuuu-contestaba
escoltado por una espeluznante mímica
En
caso de ponerse pesado, le sacudiría las orejuelas de forma rectangular. Seguramente
quedarían perfectamente pulidas y mudarían de estilo. Parecía ir pisando huevos
y en su interior el calor se hacía fastidioso. Sudando la gota gorda,
humedeciera la indumentaria. Para sedientos de apocalípticas aventuras este era
el sitio idóneo. El en este momento era un pobre piltrafilla que anhelaba salir
de inmediato. Cogiendo el camino de Villa Diego y procurando encontrar a sus
iguales. La puerta del inmueble se cerraba de golpe y porrazo, impidiendo la
urgente huída.
Mordía
los labios exclamando-Castañuelas ¿no habrá ventanillas? Podría chimparme por
una de ellas… Dios mío…Dios mío-
Un
colosal murciélago aparecía de sopetón. Colgaba del techo boca abajo, envuelto
en sus enormes alas de color gris oscuro. Sacando beneficio a la enorme vara
alcanzaba al referido.
-Fueraaaa
de mi caminoooo que te apaleo, carajo-sermoneaba
Atrevido
estuviera pero el quiróptero era otro de las cientos de mecanizadas figuras.
Lerdamente pasaba por alto todas estas cosas.
-Bah…que
asquillo-opinaba
Inmediatamente
de una fugaz exploración, tomaba el camino a su izquierda. No obstante, los
millares de escalerillas que vislumbraban sus ojillos, le hacían recular.
Andar
a la greña con monstruos no apetecía. Un rayo de luz parecía haber penetrado.
Tal vez, por la anhelada ventana. Siguiendo su rastro, se daba cuenta que
procedía de una gigantesca claraboya. Lleno de valor trepaba por el muro,
figurando Spiderman el popular hombre araña, que a nada ni a nadie teme.
Pasara
de un extremo a otro, de la calma a la inquietud. Trataba por todos los medios
de salir a flote y hallar nuevamente la bonanza. Diera un fuerte golpe,
rompiendo el cristal en miles de briznas. Caían como gotas de lluvia, con un
poco de suerte no sobre nuevos visitantes.
-Menos
mal…el cielillo azul-exclamaba alegremente
Aunque
en milésimas de segundo ampliaba el comentario-Caramba, carambitas…mucha altura
¿Y ahora como bajo?-
Tentaría
a la suerte, saltando encima de un campo de lirios, de colorido azulón y
ambarino.
-Allaaaa
voooooy-gritaba
Las
flores resultaban deliciosamente suaves, si bien, el suelo arenoso
increíblemente duro. Se pusiera en pie, aunque medio curvado.
-Meneer,
is alles goed?-preguntaba un educado holandés
Verde
en el idioma hacía uso de una extravagante pantomima, descomponiendo el
dialogo.
-Ik
snap niet wat u wilt zeggen-decía el individuo soltando una risa
Claramente
no entendía al hombrecillo. Predestinado a relajar personas mediante
carcajadas. Desertaba el lugar doblado de espalda, mostrando su ligero
malestar-Al carajo-
Tras
caminar cinco minutos, reculara, volviendo al bosque de las hadas. Esquivara a
un resentido dragón que escupía fuego y meneaba la cabeza en todas las
direcciones. Incluso estuviera varios minutos prestando atención al Rey de los
Trolis, con cara de parvo y algo angustiado. Finalmente topara a la bella
Blanca nieves y los siete enanitos. Un lugar rodeado por un inmenso oasis de
flores.
-Ostras…que
guapetona de carilla, la piel blanquilla como la nieve y los labios parecen
apetecibles fresillas-soltaba
De
lejos una vocecilla irrumpía el romántico momento-Mariska….miraaaaaa
Blancanieveeeeeeeees que bieeeeeeeeeeeeeeeeeen-
…Rayos
y truenos, ahí lo viene…meditaba invadido por la preocupación. La ocurrencia
Bananera lo enfundaba dentro del ropaje de uno de los enanitos. Se armara un
lio, tratando de vestir aligeradamente el pantalón, barbas y gorro. Ahora tenía
que fingir lo que nunca sería, una figura robotizada. Estático, sin apenas
poder pestañear, aguantaría al meloso chavalito. A ridículos metros y con el
hámster encima del hombro paseaba la vista de un lado a otro. Banana sostenía
la mirada en punto concreto, el escote de la guapa holandesa.
-Uno,
dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete….hm…ocho, que raro… en este cuento hay
ocho enanitos-afirmaba
-Pues
son siete-decía Violeta extrañada
Dudoso
volvía a sumar diminutos seres-Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis,
siete…ocho…ves tengo razón, tengo razón-
Se
suele decir que la curiosidad mata al gato. En este caso, quizá esclarecería
todas las dudas. Para el señor Banana, una trampa discurrida por la rata
tramposa. Ni buscado con candil, Ramoncín frenara en seco delante del
disfrazado.
-Hm…los
ojos y la nariz me acuerdan a alguien ¿pero a quien?-observaba el mocito
-Es
solo un muñeco-decía Mariska
-Parece
real ¿verdad Mirita? Muérdele la nariz-ordenaba Ramoncín
La
melena de Banana encrespara dando vida al gracioso chapelo.
-Muerde-volvía
a insistir
…Será
cabrón…pensaba el hombrecillo. Le caía gordo y estaba hasta el gorro de
aguantarlo.
-Ya
se a quien se parece… a Juanillo, es feo como él-decía
De
guagua, sin previo aviso regalaba una fuerte patada sobre el tobillo. Banana
mordía los labios, ablandando el sufrimiento. Le hubiera gustado soltar un
fuerte grito, idéntico al de Tarzán, el hombre de los monos.
-¿Por
qué haces eso?-preguntaba Violeta
-Quería
saber si era de mentira., porque se parece a Juanillo y ahora tengo hambre…mucha
hambre-respondía tocando la barriga
-Vamos,
os llevo a comer unos pannekoeken-decía la holandesa
Milagrosamente
el piscolabis salvaba al hombrecillo. De visitar un restaurante, solicitaría el
desconocido pannekoek, con seguridad delicioso.
Mientras
se libraba de la vestimenta refunfuñaba-Tiene pelotas el niñato-
La
temática del parque es de lo más variado. Entre otras, dispone de pequeños
islotes florales y un templo volador. Lleno de escalofríos decidiera observar desde
una altura que comprometía. Encima de morrocotudas alfombras, muñecos con
aspecto de Aladino sobrevolaban el lugar. Conectando hermosos castillos al
mágico cuento de las mil y una noches.
-Caray,
hazme sitio…Aladinillo que esto lo quiero probar-decía el hombrecillo
caprichoso
Con
voluntad de hierro, se tiraba encima de unas alfombras volantes. Parecía
llevado por el viento, más ligero que una pluma. Por su fuerza podría
considerarse un huracán de buenas intenciones. Abajo en tierra firme,
causalidad o fatalidad, Ramoncín rompía los cuernos examinando los felpudos de
altos vuelos. A saltos y gritos indicaba-Juanillooooo…Juanilloooo volando el
cielooooo, flípalo-
-Cariño…
estás obsesionado con el señor Banana, lo ves en todas las partes-decía Violeta
preocupada
-Es
verdad, es verdad-aseguraba sin pausa
Emocionado
arrojaba la envoltura del dulce sobre el suelo. Gesto que no gustara a la guapa
holandesa. Con dulzura ordenaba-Recógelo e introdúceselo en la boca de Holle
Bolle Gijs-
-Flípalo…..
¿Junto ese monigote regordete?-preguntaba
-Si…..ahí
lieve schat-respondía
Otra
de las creaciones de Anton Pieck y bonita manera de conservar el parque limpio.
Depositando algo en la boca del personaje, preferiblemente papel, les muestra
su gratitud con un obligado “Dank u wel” (muchas gracias). Sirve de papelera en
varios puntos, perfectamente demostrado con su simpático lenguaje. “Hier
papier” o lo que es lo mismo “aquí papel”. No pasa inadvertido para los ojos de
los niños. Curiosos aplican el oído y le entregan lo solicitado.
En
resumidas cuentas, Banana chocara contra un firme bloque de hormigón dentro del
palacio de ensueño. Blanco como la pared, no perdía de vista los aparatos
electrónicos que impulsaban a inmóviles monigotes. Fijo que las estrechas
escaleras a su derecha lo conducirían fuera del inmueble. Confiado en si mismo,
descendía como un salvaje entre medio de personas civilizadas. Arriesgándose
tropezar con un niño que tenía la actuación de una rata. Sin embargo, sus ojos
contemplaban una casa de otra época, cubierta por una exagerada cantidad de
dulces…golosinas, pasteles, nubes, chocolatines, mazapanes, regalices……
-Resoplas…hay
que probarlo-soltaba
A
juzgar como se movía, iba a coger una importante suma. Delante de la casita
decidiera probar un pastel de chocolate, o al menos eso parecía. Al entrar en
contacto con la dentadura, se daba cuenta que era acerado. Aturdido por la
dureza, ponía cara de gato montes. La movía en todas las direcciones,
descubriendo una jaula de grandes dimensiones. Dentro un pobre niño con un
huesito de pollo entre sus flacas manos. Bien seguro, famélico de varios días.
-Oye
mocito, pobrecillo ¿Quién es el fiero que te tiene retenido?-preguntaba
Se
hacía el remolón en respuesta. Tampoco podía ser de otra forma, dentro del país
de los cuentos donde nada es real.
-Hajahajaja.jajahahaha-una
interminable carcajada salía de la casita de chocolate
Habituado
a la investigación, echaba una visual a la puerta frontal. La confianza se
fuera al garete. Por la ventana de las golosinas, asomaba un diabólico ser con
un puntiagudo sombrero. Propietaria de una gigantesca nariz, repleta de
verrugas.
…Madrecilla,
por Dios, por Dios, ahí la esta…ahí la
está, la bruja avería…decía en sus adentros.
Se
acercaba nuevamente al prisionero, empalidecido del susto. Lo pasaría dabuten
comiendo dulzaina y compartiendo con el pobre niño que parecía un pedazo de
pan. No como Ramoncín, caprichoso y amigo de grandes atracones.
Pero
ante lo visto, decía-Lo siento niño, yo
me voy por donde vine-
Hiciera
una montaña de un granito de arena. De estar Ramoncín presente, lo calmaría.
Detallando la verdad de la cuestión. El escenario reflejaba el tierno cuento de
Hans & Grietje. Torpe en fábulas, corría sin orden ni concierto dando miles
de vueltas a la redonda. Tenía los cinco sentidos bien despiertos. De
presentarse los siniestros, los dejaría fuera de combate. Dinamitándolos con
cientos de puñetazos y fuertes patadas. Achicaba el exceso de sudor, sentando
encima de un banco de piedra. Sus extremidades agotadas, necesitaban un
inmediato descanso.
-Ioooo…iooooooo-se
oía
…Coñis,
ni los rebuznos del jodido Orejuelas…pensaba. No se relacionaba con el terco
borrico de Villacuernos. Si bien era una copia exacta en hierro negro.
Levantaba el rabo soltando calderillas de oro. El pensamiento de Juanito
revelaba que solo conocía la gallina con los huevos de oro. Al presente en el
lindo país de los tulipanes se diera a conocer el pollino con las monedas de
oro. Aplaudiendo el generoso gesto decía-Has espantado el miedillo, mil
gracillas por hacerme millonario sin jugar la lotería-
Tristemente
las piezas eran de color dorado y no de oro. Iban a buen recaudo dentro del
monedero Bananero, acompañando a cantidad de euros.
…Soy
millonario, soy millonario, multimillonario…pensaba burramente. En el acto
resultaba admirable, incluso la felicidad de tamaño majestuoso, guardaba las
espaldas del hombrecillo. Iluminado por la hada de la fortuna que solo aparecía
en Navidad, decidiera experimentar con una nueva atracción. El deslizar el
cuerpecillo por aguas revoltosas dentro de una lancha donde solo había sitio
para dos o tres personas. Iba más solo que la una, examinando descensos y
ascensos que daban paso a un vergonzoso acojone. Enlazaba extremidades a los
tubos cilíndricos. Masas de agua espumaban el organismo agrandando el miedo.
Teniendo un urinario a mano, haría un pis sin lugar a duda. Muy cerca de la
atracción, el niño terminaba la deliciosa crepe bañada con el famoso stroop
(miel negra).
-Mmmññññmmmm,
rico, rico…mmmmñññmmm-decía
De
ser jurado, daría la máxima puntuación debilitando otras delicatesen. Salpicado
por gotas de agua, miraba hacia arriba. A pesar de tener la boca bien ocupada
comunicaba-Allí, Juanillo….Juanillo en un barquillo…flípalo-
Fueran
tan solo unos fugaces segundos. El armatoste alcanzaba reiteradamente el tope
de velocidad, descendiendo como una avioneta.
-Socorroooooo…socorrooooo…stoooooooop,
que alguien pareeeeeeeeee esteeeee cacharrooooooo-gritaba Banana desesperado
Un
grito conquistado por la más absoluta soledad y que nadie oía en tierra firme.
Las dos jóvenes tampoco tenían certeza que lo que dijera el crio fuera verdad.
Violeta se mantenía en sus trece-Este niño tiene mucha imaginación, clarísimo
que no puede vivir lejos del señor Banana-aseguraba
-Natuurlijk,
le quiere mucho-opinaba Mariska
Decidido
exponía propio criterio-Mentira de la rata tramposa, es malo como las brujas y
siempre está contando mentiras, por eso tiene la nariz tan larga…y más que le
va crecer-
El
hombrecillo ajeno al suceso, terminara el recorrido. Enteramente pasado por
agua y con el nalgatorio más blando de lo habitual. Nadie sabía lo afectado que
estaba, únicamente sus propias carnes. Si
tuviera una silla de playa, se tumbaría. Igual a un tubo de escape roto, en vez
de humo soltaba palabras gruesas-La culpa ha sido del jodido niñato…ciruelo,
mimoso y cerdo comilón…carajo-
Los
deportes de lucha no se le daban bien, pero en este momento le apetecía ser un
Sumo. Entrado en carnes saltaría encima del mocito como sobre una colchoneta.
Quejumbroso probablemente suplicaría clemencia. La tremenda rabieta le hacía
pensar cosas que nunca llevaría a cabo. El amaba a los niños y no era un
despiadado maltratador, gracias a Dios. Todavía gobernado por el resentimiento
decía-Le pago el primer vuelillo devuelta a Málaga…leches-
Huía
del como de la peste, pero el niño siempre lo encontraba. Tal vez, hacía gracia
dejarlo en ridículo. El cansancio llevara a Banana dentro de una gran gruta.
Grata sorpresa, siendo el fiel paradero de la Bella Durmiente. El paso del
tiempo no lograra borrar la hechizante belleza. Era natural libre de estéticas
intervenciones. Aguardara durante largos años a su príncipe azul. Destinado a
despertarla de un profundo sueño y hacerla definitivamente suya. El mágico
elemento, un dulce beso que surgiría de lo más profundo. Banana no se lo
pensara dos veces. Garboso arrodillaba delante de la bella doncella.
-Vengo
del lejano España, empapado de agua y perseguido por el niñato, para comerte la
boquita, bella princesa…bueno, eso es Nancilla…tú eres la bella
durmiente…carajo-soltaba
-Hajaha…Juanillo
quiere besar a la más bella de las principesas-decía una vocecilla a sus
espaldas
No
hiciera falta dar la vuelta. Lo escuchado rascara igual a una retama de
escobas.
-¿No
te perdiste niñato?-preguntaba
-La
rata tramposa nunca se pierde-contestaba valientemente
-Apareces
y desapareces-recriminaba la guapa Mariska
-Bueno,
buenillo anduve medio perdidillo-confesaba rojo como un tomate
-Jaja,
se ha perdido, se ha perdido y ahora estaba jugando al escondecucas…hm…además
intenta dar un beso a la principesa-decía el mocito burlón
-Hey… wat is er aan de
hand? Regresar
al mundo
real, esto es un gran parque de cuentos-comunicaba la holandesa
-Castañuelas
y de sustillos…residencia de la brujilla infernal y el Conde Dracula-contestaba
Banana
-¿Has
estado en la casa encantada?-preguntaba risueña
Las
piernas temblaban como varillas, haciendo la corte a lo vivido explicaba-La
jodida tiene un chavalito secuestrado y lo mata al hambre-
-Estás
falto de un guardaespaldas-soltaba Violeta
Fusilara
la seriedad, poniendo un punto humorístico. Parrandero desde luego que no
estaba asegurando-Naranjas de la china, tómatelo a coña…le he visto el careto y
tiene una narizota feísima-
-Ja…igual
a la tuya-decía Ramoncín acariciando el mostacho de Mirita
-Cuidado
con la ratilla, cualquier día le voy chamuscar los bigotillos-amenazaba
-Ja…mentira
cochina, eso cuando las ranas críen pelo y bailen el rock and roll-respondía el
crío
Ahora
que estaban de nuevo juntos, se atrevía a preguntar-Mariska ¿nos puedes llevar
a la montaña rusa? Juanillo también viene-
El
hombrecillo creía que trataba de un enorme peñasco habitado por rusos. Desde
luego que no rechazaría la propuesta-Claro que voy niñato, de primero en la
fila-
-Iremos
a Pegasus-indicaba Mariska
…Vaya
nombrillo ponen los rusos…cavilaba el hombrecillo.
Llegados
al sitio, la interminable pista de hierros entrelazados enrojeciera las orejas.
Nunca hubiera imaginado que semejante cosa fuera la montaña rusa. Encima
soportando a cientos de vagones con pasajeros que a grito herido levantaban el
pelo Bananero.
-Hay
también las subterráneas-avisaba la holandesa
-¿Cómo…vamos
meternos en un tunelillo oscuro y kilométrico?-interrogaba
-Una
increíble sensación-comunicaba
Hecho
un flan observaba-Madrecilla, parece una callejuela sin salida-
-Ja…siempre
tiene miedo-contestaba el crio
Castigado
iba de primero, aguantando en segunda fila al chavalito. Como un descosido
detallaba a Mirita los movimientos del vagón. Que producían en Juanito un
terrible temor. Más sentado alado de un personaje que solo hacía rascarse.
Aunque su gran preocupación era el ritmo de la maquina. Por veces aparentaba
descarrilarse y otras tenía trazas de formar un triangular garabato.
-¿Señor…
todo bien? Yo horrorosamente mal-comentaba aterrado
La
contestación era difícil de comprender-Hou je bek dicht-
No
obstante, para iniciados en el idioma holandés, significa vulgarmente “cierra
la boca de inmediato”. Irritable carácter el del individuo, utilizaba las manos
sobre la desaliñada melena igual a un perro pulgoso.
-Oiga…
¿No tendrá pulguillas o piojos? Dios mío ¿o ladillas? Cuidadooooo curva
vieneeeeeeee-decía Banana
-Yuhuuuuuu…
flipante tocamos el soooooooool-soltaba Ramoncín
-Eres
tonto niño, estamos en tierra firme-apuntaba Banana
Tirando
de la greña Bananera contradecía-Tocamos los cometas del universo…Yupiiiiiiiiiiiiiii-
No
podía mirar hacia atrás, sino le aplicaría un buen tirón de orejas
satisfaciendo la sed de venganza. Empapado en sudor, apretaba la espalda contra
el asiento de dos plazas.
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