martes, 5 de mayo de 2015

Juanito Banana. Tercera entrega.


El alba rompía en la ciudad de Ámsterdam. Perfectamente descubierto por el señor Banana que seguía con los ojos bien abiertos. Abandonara la cama con rapidez deseando asaltar el frigo. Su avispada intuición diera con el rico pan integral y la enorme bola de Edam. Un queso altamente gustoso después de desayunar buena parte. Hecho el bocata echaba un vistazo desde el ventanal del balcón. Gente paseando el perro, el carril bici lleno de ciclistas a toda pastilla, estudiantes con sus mochilas abarrotando las terrazas. Verdaderamente una calle agradable para distraer los sentidos y el aburrimiento. En este caso, el ilógico miedo que lo tuviera en vilo durante toda la noche. Todavía le provocaba moviéndolo como una ficha hacia el florero de tulipanes.
-Hm…que bien huelen estas florcillas-soltaba
Justo alado una revista de propaganda. Mostraba una interesante colección de diamantes. Le comentaran que el tallado de preciosas piedras era una artesanía muy apreciada en Ámsterdam. De disponer de suficiente capital, compraría uno para su bella princesa. Le oyera decir a su madre que los diamantes eran para siempre. Quitando ese punto de romanticismo. Aconsejado por Arsenia la más falsa de Villacuernos, afirmaría que los diamantes eran los mejores amigos de las mujeres. No podría ser de otra forma, al ser amante de grandes fortunas.
-Buenos días Juanillo ¿estas papando?-preguntaba el niño
-Ostras niñato, vaya susto me has dado-contestaba
-Hoy vamos a Efteling pero primero voy a desayunar en condiciones…mucha comida mñññmmmmm-comunicaba
Abriendo la puerta de la nevera decía-Toda tuya, sírvete leches-
En función a lo sugerido, agarraba un cartón de leche, mantequilla de cacahuete, trozos de queso Gouda y un buen trozo de pizza, explicando-Esto solo es el comienzo, me gusta la comida holandesa…mmñññññmmmm-
-Y de paso te vas dar un paseíto, tienes que bajar quilillos porque estás pareciendo un puerquillo-afirmaba
-Y tú un botijo, ala chincha rabincha-soltaba
Troceaba queso sin sal sobre un pequeño plato. Demostrando que era un niño preocupado en satisfacer las necesidades de su mascota.
-Esto es para Mirita, la quiero mucho-confesaba
Probablemente la única tratada a Cuerpo de Rey y casi como un humano viajando países extranjeros.
-No la quieras tanto, cualquier día te las da con queso, carajo-contestaba
-El queso es muy rico, mmmñññmmmmm y tiene mucho calcio que es bueno para los huesos-decía inocentemente   
Innecesaria una demostración. Los dos hombrecillos sacaban gran partido atacando sin piedad. Convirtiéndolo en comida de hormigas.
-Estoy súper lleno, mira la panza-
-Joder y jodamos, pareces una preñada-opinaba
-Si compartes el amor con Nancy podéis tener un hijo y yo ser el padrino…quiero ser el padrino…quiero ser el padrino…quiero ser el padrino-largaba
La insistencia se hacía insoportable. Merecía la pena intentarlo pero Nancy estaría en desacuerdo y Banana odiaba la idea de convertirlo en futuro padrinito.  
-No hay trato niñato-respondía
Los colores vivos de los tulipanes enternecieran al mocito. Metiendo las manos en el florero cogía uno de los más lindos con un tallo larguísimo.
-Se lo puedes regalar a Nancy-sugería
-Mi princesa ya es una flor-contestaba arrogante
-Eres un burro, todos los enamorados les gusta que les regalan flores-confesaba
-También diamantes no te jode-
-Ja…pero son muy caros… carísimos, tú no los puedes comprar pero don Palomino sí. Porque es multimillonario-afirmaba antes de desertar la estancia
En tono suave y pausado contestaba-A cuenta de los ahorros de los Villacorneses, coñis-
Todo quedara en una ligera charla sin grandes enfados. Hasta el momento de pisar el parque de atracciones.
El hermoso Efteling, situado a 50 kilómetros de Eindhoven, entre las localidades Kaatsheuvel, Tilburg y Waalwijk. Abriendo con amabilidad sus puertas, muestra un mundo donde la fantasía tiene amplio volumen, colmado de elfos y hadas.  Impresionados agudizaban los cinco sentidos. El sitio era magnánimo, una superficie de al menos 72 hectáreas. Abierto al público desde el año 1952 y surgido de una grandiosa idea de dos eclesiásticos, allá por el año 1932.  De ir indocumentado te perderías, en grupo y concentrados, convertirían su visita en una recreativa obra de arte.
-Te va encantar, Ramoncín-explicaba Mariska
Originando un pequeño susto, Banana decía-Jamones, me niego ir a la casa de la bruja avería ¿No pisaremos territorio enemigo?-
-Eres un gallina, vamos ir y también al castillo del Conde Dracula-hacía saber
-Madrecilla del amor hermoso, lo que hay que aguantar-daba por respuesta
-Bien, bien…la casa de Caperucita Roja-decía el niño
Siendo el bosque de las hadas o como dicen los holandeses “sprookjes bos” (bosque de los cuentos) te puedes topar a los protagonistas de cuentos infantiles. Original invento del ilustrador Anton Pieck que corona la ilusión de los más pequeños.       
Corría hacia ella entusiasmado. Justo atrás, Banana a remolque y a varios metros, las dos mujeres. El niño consolidado pasaría un buen rato, siendo el principio de un gran proyecto todavía por desnudar. La foresta que rodeaba la casita embellecía la zona enormemente. Mudando a Banana en inesperado guardés.
-Cuidado niñato, no pises las florcillas amarillas-decía
-Son girasoles, borrico-contestaba el crio
-Tiene naricillas ¿Te crees que no lo sabía?-
Se ponía guerrero afirmando-No, no lo sabías…solo quieres quedar bien…a la rata tramposa no la engañas-
-Idiota-insultaba Juanito
Se tiraba al cuello de la niña de rubias trenzas y caperuza roja. Regido por un buen sentimiento y silenciando al hombrecillo. Después de tocar los brazos de Caperucita, en este contexto de madera, Banana comunicaba-Jamoncillos ni palos de béisbol, cualquiera se mete con esta-
-Grootmoedertje…grootmoedertje open de deur-soltaba Caperucita inesperadamente
-Ostras…habla ¿Qué dijo?-preguntaba el hombrecillo arrimando el oído  
Como de costumbre, Mariska aclaraba-Dice… abuelita, abuelita abre la puerta-
Enfrente de la tierna figura y rechazando la propuesta decía-¿Estás boba? Ni se te ocurra entrar, sino quieres que te trague el lobo malo-
-Ja…burro y doblemente burrooooooo, esto es un cuentooooooooooooo-chillaba el niño
Un odioso eco distanciando al hombrecillo de sus tres amigos. Con las manos dentro del bolsillo y un sospechoso silbido desertaba el lugar.
-Eeeeeh Banana, da vueltaaaaa o te arrepentiraaaaaaaaaaaaas- berreaba el mocito
Era igual, Ramoncín y Mirita eran la reoca. Teniendo en cuenta que siempre lo dejaban como el tonto de turno. Daba un repaso a la otra zona, completamente diferente hasta lo ahora visto. Los arboles parecían enmohecidos y una tupida telaraña abrigaba las enormes plantas. Propicios para una larga noche de terror. Invadido por la desconfianza, examinaba con mucha cautela. Haciéndose a la idea, podía tratar de la casa encantada. Sin embargo, ponía en escena al castillo de los fantasmas (Spookslot) creado por Ton van Ven, en el año 1970. Se atreviera arrancar una larga rama por si acaso. Casi desbarrara sobre la hierba mojada. Costara carros y carretas llegar a sitio prohibido. Un grandioso palacio donde con seguridad los pinchaúvas sacarían enorme provecho. En la frontera se oía-oooooooooooooooooooooooooooooooooooh-
Una voz profunda que tal vez servía de ratonera. Arrasara con el pelo liso, espigándolo en un pispas. Hasta los testículos aparentaran cambiar de sitio. 
-Ay Madrecilla, por Dios, Por Dios, mil veces el niñato antes que todo esto-se lamentaba
La rama cogida en el camino y bien sujeta a las manos, hacía igual que su propietario examinando el norte, sur, este y oeste. Sería interesante poner sobre una balanza sus miedos y el valor.
-Que sepas que traigo conmigo una buena rastrilla de ajos ¿Meeeeee oyeeeeeeeeees?-soltaba lleno de valentía
La hechicera no tenía trato en el escabroso negocio, si bien, el fiel recadero del temible Conde Dracula. Haciendo una sistemática reverencia invitaba a entrar. Costara los vuelos a la chulería e inútiles avisos que se perdían en lo más profundo del bosque.
Despavorido volvía avisar-Si buscas guerrilla, aquí tengo un palo, hermoso y durillo…leches-
-Uuuuuuuuuuuuuu-contestaba escoltado por una espeluznante mímica
En caso de ponerse pesado, le sacudiría las orejuelas de forma rectangular. Seguramente quedarían perfectamente pulidas y mudarían de estilo. Parecía ir pisando huevos y en su interior el calor se hacía fastidioso. Sudando la gota gorda, humedeciera la indumentaria. Para sedientos de apocalípticas aventuras este era el sitio idóneo. El en este momento era un pobre piltrafilla que anhelaba salir de inmediato. Cogiendo el camino de Villa Diego y procurando encontrar a sus iguales. La puerta del inmueble se cerraba de golpe y porrazo, impidiendo la urgente huída.
Mordía los labios exclamando-Castañuelas ¿no habrá ventanillas? Podría chimparme por una de ellas… Dios mío…Dios mío-
Un colosal murciélago aparecía de sopetón. Colgaba del techo boca abajo, envuelto en sus enormes alas de color gris oscuro. Sacando beneficio a la enorme vara alcanzaba al referido.
-Fueraaaa de mi caminoooo que te apaleo, carajo-sermoneaba
Atrevido estuviera pero el quiróptero era otro de las cientos de mecanizadas figuras. Lerdamente pasaba por alto todas estas cosas.
-Bah…que asquillo-opinaba
Inmediatamente de una fugaz exploración, tomaba el camino a su izquierda. No obstante, los millares de escalerillas que vislumbraban sus ojillos, le hacían recular.
Andar a la greña con monstruos no apetecía. Un rayo de luz parecía haber penetrado. Tal vez, por la anhelada ventana. Siguiendo su rastro, se daba cuenta que procedía de una gigantesca claraboya. Lleno de valor trepaba por el muro, figurando Spiderman el popular hombre araña, que a nada ni a nadie teme.
Pasara de un extremo a otro, de la calma a la inquietud. Trataba por todos los medios de salir a flote y hallar nuevamente la bonanza. Diera un fuerte golpe, rompiendo el cristal en miles de briznas. Caían como gotas de lluvia, con un poco de suerte no sobre nuevos visitantes.
-Menos mal…el cielillo azul-exclamaba alegremente
Aunque en milésimas de segundo ampliaba el comentario-Caramba, carambitas…mucha altura ¿Y ahora como bajo?-
Tentaría a la suerte, saltando encima de un campo de lirios, de colorido azulón y ambarino.
-Allaaaa voooooy-gritaba
Las flores resultaban deliciosamente suaves, si bien, el suelo arenoso increíblemente duro. Se pusiera en pie, aunque medio curvado.
-Meneer, is alles goed?-preguntaba un educado holandés
Verde en el idioma hacía uso de una extravagante pantomima, descomponiendo el dialogo.
-Ik snap niet wat u wilt zeggen-decía el individuo soltando una risa
Claramente no entendía al hombrecillo. Predestinado a relajar personas mediante carcajadas. Desertaba el lugar doblado de espalda, mostrando su ligero malestar-Al carajo-
Tras caminar cinco minutos, reculara, volviendo al bosque de las hadas. Esquivara a un resentido dragón que escupía fuego y meneaba la cabeza en todas las direcciones. Incluso estuviera varios minutos prestando atención al Rey de los Trolis, con cara de parvo y algo angustiado. Finalmente topara a la bella Blanca nieves y los siete enanitos. Un lugar rodeado por un inmenso oasis de flores.
-Ostras…que guapetona de carilla, la piel blanquilla como la nieve y los labios parecen apetecibles fresillas-soltaba
De lejos una vocecilla irrumpía el romántico momento-Mariska….miraaaaaa Blancanieveeeeeeeees que bieeeeeeeeeeeeeeeeeen-
…Rayos y truenos, ahí lo viene…meditaba invadido por la preocupación. La ocurrencia Bananera lo enfundaba dentro del ropaje de uno de los enanitos. Se armara un lio, tratando de vestir aligeradamente el pantalón, barbas y gorro. Ahora tenía que fingir lo que nunca sería, una figura robotizada. Estático, sin apenas poder pestañear, aguantaría al meloso chavalito. A ridículos metros y con el hámster encima del hombro paseaba la vista de un lado a otro. Banana sostenía la mirada en punto concreto, el escote de la guapa holandesa.
-Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete….hm…ocho, que raro… en este cuento hay ocho enanitos-afirmaba
-Pues son siete-decía Violeta extrañada
Dudoso volvía a sumar diminutos seres-Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete…ocho…ves tengo razón, tengo razón-
Se suele decir que la curiosidad mata al gato. En este caso, quizá esclarecería todas las dudas. Para el señor Banana, una trampa discurrida por la rata tramposa. Ni buscado con candil, Ramoncín frenara en seco delante del disfrazado.
-Hm…los ojos y la nariz me acuerdan a alguien ¿pero a quien?-observaba el mocito
-Es solo un muñeco-decía Mariska
-Parece real ¿verdad Mirita? Muérdele la nariz-ordenaba Ramoncín
La melena de Banana encrespara dando vida al gracioso chapelo.
-Muerde-volvía a insistir
…Será cabrón…pensaba el hombrecillo. Le caía gordo y estaba hasta el gorro de aguantarlo.
-Ya se a quien se parece… a Juanillo, es feo como él-decía
De guagua, sin previo aviso regalaba una fuerte patada sobre el tobillo. Banana mordía los labios, ablandando el sufrimiento. Le hubiera gustado soltar un fuerte grito, idéntico al de Tarzán, el hombre de los monos.
-¿Por qué haces eso?-preguntaba Violeta
-Quería saber si era de mentira., porque se parece a Juanillo y ahora tengo hambre…mucha hambre-respondía tocando la barriga    
-Vamos, os llevo a comer unos pannekoeken-decía la holandesa
Milagrosamente el piscolabis salvaba al hombrecillo. De visitar un restaurante, solicitaría el desconocido pannekoek, con seguridad delicioso.
Mientras se libraba de la vestimenta refunfuñaba-Tiene pelotas el niñato-
La temática del parque es de lo más variado. Entre otras, dispone de pequeños islotes florales y un templo volador.  Lleno de escalofríos decidiera observar desde una altura que comprometía. Encima de morrocotudas alfombras, muñecos con aspecto de Aladino sobrevolaban el lugar. Conectando hermosos castillos al mágico cuento de las mil y una noches.
-Caray, hazme sitio…Aladinillo que esto lo quiero probar-decía el hombrecillo caprichoso
Con voluntad de hierro, se tiraba encima de unas alfombras volantes. Parecía llevado por el viento, más ligero que una pluma. Por su fuerza podría considerarse un huracán de buenas intenciones. Abajo en tierra firme, causalidad o fatalidad, Ramoncín rompía los cuernos examinando los felpudos de altos vuelos. A saltos y gritos indicaba-Juanillooooo…Juanilloooo volando el cielooooo, flípalo-
-Cariño… estás obsesionado con el señor Banana, lo ves en todas las partes-decía Violeta preocupada
-Es verdad, es verdad-aseguraba sin pausa
Emocionado arrojaba la envoltura del dulce sobre el suelo. Gesto que no gustara a la guapa holandesa. Con dulzura ordenaba-Recógelo e introdúceselo en la boca de Holle Bolle Gijs-
-Flípalo….. ¿Junto ese monigote regordete?-preguntaba
-Si…..ahí lieve schat-respondía
Otra de las creaciones de Anton Pieck y bonita manera de conservar el parque limpio. Depositando algo en la boca del personaje, preferiblemente papel, les muestra su gratitud con un obligado “Dank u wel” (muchas gracias). Sirve de papelera en varios puntos, perfectamente demostrado con su simpático lenguaje. “Hier papier” o lo que es lo mismo “aquí papel”. No pasa inadvertido para los ojos de los niños. Curiosos aplican el oído y le entregan lo solicitado.   
En resumidas cuentas, Banana chocara contra un firme bloque de hormigón dentro del palacio de ensueño. Blanco como la pared, no perdía de vista los aparatos electrónicos que impulsaban a inmóviles monigotes. Fijo que las estrechas escaleras a su derecha lo conducirían fuera del inmueble. Confiado en si mismo, descendía como un salvaje entre medio de personas civilizadas. Arriesgándose tropezar con un niño que tenía la actuación de una rata. Sin embargo, sus ojos contemplaban una casa de otra época, cubierta por una exagerada cantidad de dulces…golosinas, pasteles, nubes, chocolatines, mazapanes, regalices……
-Resoplas…hay que probarlo-soltaba
A juzgar como se movía, iba a coger una importante suma. Delante de la casita decidiera probar un pastel de chocolate, o al menos eso parecía. Al entrar en contacto con la dentadura, se daba cuenta que era acerado. Aturdido por la dureza, ponía cara de gato montes. La movía en todas las direcciones, descubriendo una jaula de grandes dimensiones. Dentro un pobre niño con un huesito de pollo entre sus flacas manos. Bien seguro, famélico de varios días.
-Oye mocito, pobrecillo ¿Quién es el fiero que te tiene retenido?-preguntaba
Se hacía el remolón en respuesta. Tampoco podía ser de otra forma, dentro del país de los cuentos donde nada es real.
-Hajahajaja.jajahahaha-una interminable carcajada salía de la casita de chocolate
Habituado a la investigación, echaba una visual a la puerta frontal. La confianza se fuera al garete. Por la ventana de las golosinas, asomaba un diabólico ser con un puntiagudo sombrero. Propietaria de una gigantesca nariz, repleta de verrugas.
…Madrecilla, por Dios, por Dios, ahí  la esta…ahí la está, la bruja avería…decía en sus adentros.
Se acercaba nuevamente al prisionero, empalidecido del susto. Lo pasaría dabuten comiendo dulzaina y compartiendo con el pobre niño que parecía un pedazo de pan. No como Ramoncín, caprichoso y amigo de grandes atracones.
Pero ante lo visto, decía-Lo siento niño,  yo me voy por donde vine-
Hiciera una montaña de un granito de arena. De estar Ramoncín presente, lo calmaría. Detallando la verdad de la cuestión. El escenario reflejaba el tierno cuento de Hans & Grietje. Torpe en fábulas, corría sin orden ni concierto dando miles de vueltas a la redonda. Tenía los cinco sentidos bien despiertos. De presentarse los siniestros, los dejaría fuera de combate. Dinamitándolos con cientos de puñetazos y fuertes patadas. Achicaba el exceso de sudor, sentando encima de un banco de piedra. Sus extremidades agotadas, necesitaban un inmediato descanso.
-Ioooo…iooooooo-se oía
…Coñis, ni los rebuznos del jodido Orejuelas…pensaba. No se relacionaba con el terco borrico de Villacuernos. Si bien era una copia exacta en hierro negro. Levantaba el rabo soltando calderillas de oro. El pensamiento de Juanito revelaba que solo conocía la gallina con los huevos de oro. Al presente en el lindo país de los tulipanes se diera a conocer el pollino con las monedas de oro. Aplaudiendo el generoso gesto decía-Has espantado el miedillo, mil gracillas por hacerme millonario sin jugar la lotería-
Tristemente las piezas eran de color dorado y no de oro. Iban a buen recaudo dentro del monedero Bananero, acompañando a cantidad de euros.
…Soy millonario, soy millonario, multimillonario…pensaba burramente. En el acto resultaba admirable, incluso la felicidad de tamaño majestuoso, guardaba las espaldas del hombrecillo. Iluminado por la hada de la fortuna que solo aparecía en Navidad, decidiera experimentar con una nueva atracción. El deslizar el cuerpecillo por aguas revoltosas dentro de una lancha donde solo había sitio para dos o tres personas. Iba más solo que la una, examinando descensos y ascensos que daban paso a un vergonzoso acojone. Enlazaba extremidades a los tubos cilíndricos. Masas de agua espumaban el organismo agrandando el miedo. Teniendo un urinario a mano, haría un pis sin lugar a duda. Muy cerca de la atracción, el niño terminaba la deliciosa crepe bañada con el famoso stroop (miel negra).
-Mmmññññmmmm, rico, rico…mmmmñññmmm-decía
De ser jurado, daría la máxima puntuación debilitando otras delicatesen. Salpicado por gotas de agua, miraba hacia arriba. A pesar de tener la boca bien ocupada comunicaba-Allí, Juanillo….Juanillo en un barquillo…flípalo-
Fueran tan solo unos fugaces segundos. El armatoste alcanzaba reiteradamente el tope de velocidad, descendiendo como una avioneta.  
-Socorroooooo…socorrooooo…stoooooooop, que alguien pareeeeeeeeee esteeeee cacharrooooooo-gritaba Banana desesperado  
Un grito conquistado por la más absoluta soledad y que nadie oía en tierra firme. Las dos jóvenes tampoco tenían certeza que lo que dijera el crio fuera verdad. Violeta se mantenía en sus trece-Este niño tiene mucha imaginación, clarísimo que no puede vivir lejos del señor Banana-aseguraba
-Natuurlijk,  le quiere mucho-opinaba Mariska
Decidido exponía propio criterio-Mentira de la rata tramposa, es malo como las brujas y siempre está contando mentiras, por eso tiene la nariz tan larga…y más que le va crecer-
El hombrecillo ajeno al suceso, terminara el recorrido. Enteramente pasado por agua y con el nalgatorio más blando de lo habitual. Nadie sabía lo afectado que estaba, únicamente sus propias carnes.  Si tuviera una silla de playa, se tumbaría. Igual a un tubo de escape roto, en vez de humo soltaba palabras gruesas-La culpa ha sido del jodido niñato…ciruelo, mimoso y cerdo comilón…carajo-
Los deportes de lucha no se le daban bien, pero en este momento le apetecía ser un Sumo. Entrado en carnes saltaría encima del mocito como sobre una colchoneta. Quejumbroso probablemente suplicaría clemencia. La tremenda rabieta le hacía pensar cosas que nunca llevaría a cabo. El amaba a los niños y no era un despiadado maltratador, gracias a Dios. Todavía gobernado por el resentimiento decía-Le pago el primer vuelillo devuelta a Málaga…leches-
Huía del como de la peste, pero el niño siempre lo encontraba. Tal vez, hacía gracia dejarlo en ridículo. El cansancio llevara a Banana dentro de una gran gruta. Grata sorpresa, siendo el fiel paradero de la Bella Durmiente. El paso del tiempo no lograra borrar la hechizante belleza. Era natural libre de estéticas intervenciones. Aguardara durante largos años a su príncipe azul. Destinado a despertarla de un profundo sueño y hacerla definitivamente suya. El mágico elemento, un dulce beso que surgiría de lo más profundo. Banana no se lo pensara dos veces. Garboso arrodillaba delante de la bella doncella.
-Vengo del lejano España, empapado de agua y perseguido por el niñato, para comerte la boquita, bella princesa…bueno, eso es Nancilla…tú eres la bella durmiente…carajo-soltaba
-Hajaha…Juanillo quiere besar a la más bella de las principesas-decía una vocecilla a sus espaldas
No hiciera falta dar la vuelta. Lo escuchado rascara igual a una retama de escobas.
-¿No te perdiste niñato?-preguntaba
-La rata tramposa nunca se pierde-contestaba valientemente
-Apareces y desapareces-recriminaba la guapa Mariska
-Bueno, buenillo anduve medio perdidillo-confesaba rojo como un tomate
-Jaja, se ha perdido, se ha perdido y ahora estaba jugando al escondecucas…hm…además intenta dar un beso a la principesa-decía el mocito burlón
-Hey… wat is er aan de hand? Regresar al mundo real, esto es un gran parque de cuentos-comunicaba la holandesa
-Castañuelas y de sustillos…residencia de la brujilla infernal y el Conde Dracula-contestaba Banana
-¿Has estado en la casa encantada?-preguntaba risueña
Las piernas temblaban como varillas, haciendo la corte a lo vivido explicaba-La jodida tiene un chavalito secuestrado y lo mata al hambre-
-Estás falto de un guardaespaldas-soltaba Violeta
Fusilara la seriedad, poniendo un punto humorístico. Parrandero desde luego que no estaba asegurando-Naranjas de la china, tómatelo a coña…le he visto el careto y tiene una narizota feísima-
-Ja…igual a la tuya-decía Ramoncín acariciando el mostacho de Mirita
-Cuidado con la ratilla, cualquier día le voy chamuscar los bigotillos-amenazaba
-Ja…mentira cochina, eso cuando las ranas críen pelo y bailen el rock and roll-respondía el crío
Ahora que estaban de nuevo juntos, se atrevía a preguntar-Mariska ¿nos puedes llevar a la montaña rusa? Juanillo también viene-
El hombrecillo creía que trataba de un enorme peñasco habitado por rusos. Desde luego que no rechazaría la propuesta-Claro que voy niñato, de primero en la fila-
-Iremos a Pegasus-indicaba Mariska
…Vaya nombrillo ponen los rusos…cavilaba el hombrecillo.
Llegados al sitio, la interminable pista de hierros entrelazados enrojeciera las orejas. Nunca hubiera imaginado que semejante cosa fuera la montaña rusa. Encima soportando a cientos de vagones con pasajeros que a grito herido levantaban el pelo Bananero.
-Hay también las subterráneas-avisaba la holandesa
-¿Cómo…vamos meternos en un tunelillo oscuro y kilométrico?-interrogaba
-Una increíble sensación-comunicaba
Hecho un flan observaba-Madrecilla, parece una callejuela sin salida-
-Ja…siempre tiene miedo-contestaba el crio
Castigado iba de primero, aguantando en segunda fila al chavalito. Como un descosido detallaba a Mirita los movimientos del vagón. Que producían en Juanito un terrible temor. Más sentado alado de un personaje que solo hacía rascarse. Aunque su gran preocupación era el ritmo de la maquina. Por veces aparentaba descarrilarse y otras tenía trazas de formar un triangular garabato.
-¿Señor… todo bien? Yo horrorosamente mal-comentaba aterrado
La contestación era difícil de comprender-Hou je bek dicht-
No obstante, para iniciados en el idioma holandés, significa vulgarmente “cierra la boca de inmediato”. Irritable carácter el del individuo, utilizaba las manos sobre la desaliñada melena igual a un perro pulgoso.
-Oiga… ¿No tendrá pulguillas o piojos? Dios mío ¿o ladillas? Cuidadooooo curva vieneeeeeeee-decía Banana
-Yuhuuuuuu… flipante tocamos el soooooooool-soltaba Ramoncín
-Eres tonto niño, estamos en tierra firme-apuntaba Banana
Tirando de la greña Bananera contradecía-Tocamos los cometas del universo…Yupiiiiiiiiiiiiiii-  
No podía mirar hacia atrás, sino le aplicaría un buen tirón de orejas satisfaciendo la sed de venganza. Empapado en sudor, apretaba la espalda contra el asiento de dos plazas. 

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