Este miércoles nos fuimos al embalse de Cachamuiña para hacer el paseo de 5km que lo rodea, porque queremos ir recuperando el ritmo de caminatas ahora que ya se acabó la temporada de verano y no hace tanto calor.
Salimos a las 10:30 del centro, pertechados con nuestras respectivas mochilas, en las que llevábamos agua, zumo y un postre sorpresa que habíamos cocinado el día anterior.
Subimos a la furgoneta casi apelotonados, por la emoción del viaje. Nos fuimos sentando con los compañeros, la mayoría por la mayor afinidad que teníamos con ellos.
El viaje hasta la zona del embalse, que es de unos 15km, nos ocupó escasos 20 minutos ya que no íbamos con prisas.
Cuando llegamos, recogimos las mochilas y arrancamos a caminar por el sendero que rodea al embalse y el grupo comenzó a comentar lo que íbamos viendo durante el paseo.
Algunos, como Alberto y yo, fuimos recogiendo, durante todo el día material de todo tipo para el taller de manualidades: musgo, cortezas de pino, ramas de roble, hasta piedras. En concreto, lo que más llamaba la atención eran los trozos de ramas cubiertos de musgo, realmente bonitas. Ya veríamos cómo las utilizaríamos en nuestras 'Obras de "Marte"'.
Lo cierto es que nos lo tomamos con calma porque fuimos disfrutando del recorrido e incluso nos adentramos a una zona que tiene unas esculturas y un bosque de árboles recién plantados que nos gustó mucho.
Terminado el recorrido, mientras esperábamos a que nos recogiesen, nos comimos el riquísimo bizcocho de calabaza que habíamos elaborado el día anterior. También nos entretuvimos en echar piedras al agua e intentar que rebotasen varias veces, "capar" el agua.
Con pena, vimos cómo llegaba el bus para regresar. Desde luego, íbamos a dormir muy bien, pues el día fue intenso, al menos para mí, que lo disfruté como una enana.
SONIA RODRÍGUEZ
