martes, 19 de febrero de 2019

Tercera entrega: El Tren

Continuamos el relato:

Salieron por donde llovía y fueron a refugiarse a unos soportales, ella le dijo:

- Te voy a relatar un cuento de mi cosecha, dice así:

"La bruja de Etnos"


   "Etnos era un pueblo pequeño, con muchas fincas y árboles frutales.
Allí vivía una niña llamada Beatriz a la que su abuela había enseñado a curar los males con plantas medicinales.
Desde muy pequeña era amiga de Enrique, ambos se gustaban ella tenia dieciséis años y Enrique dieciocho.
Todo transcurría   con normalidad;en el verano se bañaban en un lago con una gran cascada. tiempo atrás cuando iban al colegio, Beatriz era una chica muy aplicada, al igual que Enrique, ambos se ayudaban con los deberes, Beatriz pronto  aprendió carpintería puesto que su padre era ebanista y también costura pues su madre era modista.
Un día los padres fallecieron en un trágico accidente, todo el pueblo fue al entierro.
Siendo Enrique su mano derecha, ella se dedicaba a vender su cosecha en la plaza del pueblo, así como las plantas medicinales y los frutos de su huerto.
Lo que vendía en el pueblo lo llevaba en su caballo pelirrojo.
En el pueblo le llamaban la bruja de Etnos, pero no por bruja, su alma y su ego eran indescriptible.
Un buen día iba Beatriz paseando por el prado y se le apareció Belcebú  en forma de campanilla, ofreciéndole un dulce brebaje, que ella aceptó gustosa y que la transformó en una anciana de trecientos años. 
La pobre Beatriz se arrastraba como serpiente maldita y tuvo la feliz de ir a la casa de Enrique y decirle:
- Soy yo Beatriz, por la que late tu corazón, a lo que contesto:
- Márchese vieja bruja, estoy penando por la desaparición de Beatriz y usted viene aquí a enaltecer mi dolor y le cierro la puerta.

Beatriz se quedo sentada en el quicio de la puerta llorando amargamente.

Pero un día se presentó un mago diciéndole así:
- Yo conocía a tus padres y si tú accedes a curar mi hijo moribundo con tus pócimas yo le devolveré  la belleza a Beatriz que era rubia de cabellos largos y ondulados,  unos ojos azules y un cuerpo esbelto. Enrique era pelirrojo y tenía los ojos verdes.
Cuando Beatriz accedió a lo que le dijo el mago enseguida lo apuro y así le devolvió la belleza. Fue a junto de Enrique y le contó lo sucedido y ambos siguieron juntos, esto sucedió II siglos antes de cristo la gente no se casaba y se fueron a vivir juntos a la casita de Beatriz y tuvieron muchos hijos. 


Israel 
Beatriz
Maria
 Milagros
Rosita
Emilio
Ana Isabel
y María Sonia."






Cuando le entregó el cuento, le dijo
- Es muy bonito,  yo seguiré escribiendo.
- Yo también, te presentaré estas navidades a Ivette.

   Pasaron los meses y los protagonistas se hicieron becarios y fueron a casa de Israel, se la presentó a sus padres, los cuales la acogieron con agrado; 

- ¿Queréis algo de comer?, dijo la madre de Israel, a lo que ambos contestaron que no: les dijo;
- ¿Ya lo habéis hecho? Estamos en otros tiempos, podéis quedaros en el jardín.  

Yo ya no recuerdo si lo habían hecho o no, la señora se llama Sonia, y el marido José Carlos. 
- "Es bonita la niña", comentó ella. 
- "Sí es bonita", asintió su marido. 
Lo han sacado todo, con becas, seguro que quieren forjarse un futuro juntos. que yo sepa Israel nunca tuvo novia y probablemente Ivette tampoco. El padre de Israel  era de Ourense y había ganado unas oposiciones para ministerios. Sonia era profesora de informática; él había conocido a su mujer en Granada, era morena con los ojos aceituna y el moreno de ojos verdes.
 No lejos del otro pero con un solo corazón para que lata al mismo compás, dos almas enmarcadas en las nubes rosas que recuerda hace tiempo, y una lluvia fina que deja brillantes los cuerpos.
Y pasaron las vacaciones.

Cuando hubieron llegado a Londres después de charlar y charlar, le dijo: 
- Me gusta tu cuento, creo que te has pasado la vida escribiendo.
- abrázame dijo ella, estar junto a ti es lo que la vida me ofrece, estar a tu lado es una bendición, eres el hombre mas bueno de la tierra.  
- Te imagino junto al lago de mis sueños, lago que esconde de tu cuerpo, lago de flores silvestres, eres como el brillo que el agua a los nenúfares, Ivette te voy a redactar el ultimo cuento que escribí.


"Arcaelia"


Erase una vez, un pueblo de duendes salvajes que albergaban paz en sus corazones, luchaban y morían por alcanzar la luz de sus doncellas predilectas, sus alas eran doradas y plateadas, sus cuerpos de nácar y azabache, todo concurría pacíficamente en el pueblo, el cual tenia un río lleno de pepitas de oro, el oro era de todo el pueblo  y con él pagaban las criadas y todo lo que necesitaban. Las casas eran de cristal y al río lo cruzaba un puente. Al otro lado del río vivía los saqueadores-.
Un día urdieron un plan, mientras los habitantes dormían, los saqueadores llenos de sacos, les robaba el oro, pero los duendes que tenían guardianes, armados con lanzas y con espadas los desmontaron y estos se fueron con el rabo entre las piernas y sin ganas de volver.

FIN

Seguiremos con la novela...


Continuaremos con la entrega final de "El tren" en las siguientes entradas.    




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